10 marzo 2015

IV Domingo de Cuaresma: Guión Litúrgico (3)



15 DE MARZO DE 2015
Liturgia de las Horas – Cuarta Semana del Salterio-Cuaresma.


R I T O S    I N I C I A L E S

CANTO DE ENTRADA.
Tengo los ojos puestos en el Señor porque Él saca mis pies de la red.  Mírame, oh Dios y ten piedad de mí, que estoy sólo y afligido.  Mírame, oh Dios y ten piedad de mí, que estoy sólo y afligido.

Festejad a Jerusalén, gozad con ella todos los que la amáis, alegraos, los que llevasteis luto.

SALUDO Y MONICIÓN.

ACTO PENITENCIAL.

ORACIÓN COLECTA.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA.
Lectura del segundo libro de las Crónicas 36, 14-16. 19-23.

En aquellos días, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, según las costumbres abominables de los gentiles, y mancharon la casa del Señor, que él se había construido en Jerusalén.
El Señor, Dios de sus padres, les envió desde el principio avisos por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su morada.  Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que subió la ira del Señor contra su pueblo a tal punto que ya no hubo remedio.
Los caldeos incendiaron la casa de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén; pegaron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos.  Y a los que escaparon de la espada los llevaron cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos del rey y de sus hijos hasta la llegada del reino de los persas; para que se cumpliera lo que dijo Dios por boca del profeta Jeremías: “Hasta que el país haya pagado sus sábados, descansará todos los días de la desolación, hasta que se cumplan los setenta años.”
En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la palabra del Señor, por boca de Jeremías, movió el Señor el espíritu de Ciro, rey de Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino:
“Así habla Ciro, rey de Persia:
´´El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra.
Él me ha encargado que le edifique una casa en Jerusalén, en Judá.
Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, ¡sea su Dios con él, y suba!``” 
     PALABRA DE DIOS


SALMO RESPONSORIAL. Salmo 138.
Antífona: Que no me olvide de Ti, Señor.

Junto a los canales de Babilonia nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión; en los sauces de sus orillas colgábamos nuestras cítaras.

Allí los que nos deportaron nos invitaban a cantar; nuestros opresores, a divertirlos: “Cantadnos un cantar de Sión.”

¡Cómo cantar un cántico del Señor en tierra extranjera!  Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.

Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti, si no pongo a Jerusalén en la cumbre de mis alegrías.  

SEGUNDA LECTURA. 
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Efesios 2, 4-10.

Hermanos:
Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo –por pura gracia estáis salvados-, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él.
Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe.  Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir.
Pues somos obra suya.  Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que él nos asignó para que las practicásemos.
PALABRA DE DIOS

ANTES DEL EVANGELIO.
Canto: Convertíos y creed en el Evangelio.
Antífona: Tanto amó Dios al mundo que entregó  su Hijo único.  Todo el que cree en Él tiene vida eterna.

EVANGELIO.
Lectura del santo Evangelio según San Juan 3, 14-21.

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: “Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.
Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que no cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas.
Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.”     
  PALABRA DEL SEÑOR

HOMILÍA.

CREDO.

ORACIÓN DE LOS FIELES.

LITURGIA EUCARÍSTICA

OFERTORIO.
Canto:
Yo no soy nada y del polvo nací, pero Tú me amas y moriste por mí. Ante la cruz sólo puedo exclamar: Tuyo soy, tuyo soy.

Toma, mi mano, te pido, toma, mis labios te amo, toma mi vida ¡oh Padre!, tuyo soy, tuyo soy.

Cuando de rodillas te miro, oh Jesús, veo tu grandeza y mi pequeñez. ¿Qué puedo darte yo?  Sólo mi ser. Tuyo soy, tuyo soy.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.

PREFACIO Y SANTO.

PLEGARIA EUCARÍSTICA.

RITO DE LA COMUNIÓN

PADRE NUESTRO.

RITO DE LA PAZ.

CORDERO DE DIOS.

COMUNIÓN.
Canto:
Camina, pueblo de Dios. Camina, pueblo de Dios. Nueva Ley, nueva Alianza en la nueva creación. Camina, pueblo de Dios.  Camina pueblo de Dios.

Mira allá, en el Calvario. En la roca hay una Cruz.  Muerte que engendra la Vida, nuevos hombres, nueva luz. Cristo nos ha salvado con su muerte y resurrección. Todas las cosas renacen en la nueva creación.

Cristo toma en su cuerpo el pecado, la esclavitud. Al destruirlos nos trae, una nueva plenitud.  Pone en paz a los hombres, a las cosas y al Creador.  Todo renace a la Vida en la nueva creación.

Cielo y tierra se abrazan, nuestra alma halla el perdón. Vuelven a abrirse los cielos para el hombre pecador. Israel peregrino, vive y canta tu Redención.  Hay nuevos mundos abiertos en la nueva creación. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.

En tierra extraña peregrinos,
con esperanza caminamos,
que, si arduos son nuestros caminos,
sabemos bien a dónde vamos.

En el desierto un alto hacemos,
es el Señor quien nos convida,
aquí comemos y bebemos
el pan y el vino de la Vida.

Para el camino se nos queda
entre las manos, guiadora,
la cruz, bordón, que es la vereda
y es la bandera triunfadora.

Entre el dolor y la alegría,
con Cristo avanza su andadura
un hombre, un pobre que confía
y busca la Ciudad futura.  Amén.

(Himno de la Liturgia de las Horas—Cuaresma)

ORACIÓN.

RITO DE CONCLUSIÓN.

BENDICIÓN Y DESPEDIDA.
Canto.
Errante voy, soy peregrino, como un extraño voy bajo el sol.  Encuentro a Dios en mi camino, consuelo y paz en mi dolor. 

Unido a Dios en alianza, el nuevo pueblo en marcha va, luchando aquí por la esperanza de un mundo nuevo que vendrá. 

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