03 marzo 2015

III Domingo de Cuaresma: Moniciones (1)



MONICIÓN DE ENTRADA

Recibid nuestra más afectuosa bienvenida a la Eucaristía. La Cuaresma sigue adelante, celebramos hoy el Tercer Domingo, y la Cuaresma es camino de conversión y de reconstrucción personal. Hoy, Jesús de Nazaret nos muestra como expulsa a los mercaderes del Templo. Y una gran enseñanza. Ojalá nosotros sepamos echar de nuestro corazón a esos mercaderes que nos separan de Dios y de los hermanos. Hoy, asimismo, es un buen día para meditar sobre el culto al dinero, que es una gran idolatría. En nuestro ánimo y en nuestra vida la avaricia debe ser erradicada. Totalmente.


MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS

1.- En la primera lectura, del Libro del Éxodo, se nos presenta el decálogo como lo más fundamental de la alianza. Esto no supone una carga o una imposición. Dios ha liberado a su pueblo y ahora lo llama a vivir, a tomar posesión desde la libertad.

S.- El Salmo 18 exalta a Dios como creador del cielo y autor de la ley. Y ante ello el ser humano se maravilla por la grandeza del creador. La mejor reacción de los fieles ante la grandeza del Señor es un golpe feliz de humildad, de conocer desde la alegría la importancia de nuestro Padre del cielo.

2.- Oigamos con mucha atención el breve texto que San Pablo nos ofrece de su Carta Primera a los Corintios. Se trata de una constante del cristianismo. Para algunos el seguimiento de Cristo es necedad para otros un grave prejuicio. Pero para nosotros es Camino, Verdad y Vida.

3.- Jesús nos libera de nuestras esclavitudes siempre. Y eso es lo que hace en el Templo, según nos cuenta el evangelista San Juan. La expulsión de los mercaderes es una forma de purificar la religión. No sirve con tener siempre en la boca la palabra “Dios”. Sirve que llevemos en un corazón puro y purificado, la esencia del mensaje del Señor Dios. Por eso Jesús viene a purificarlo a limpiarlo como en el templo. ¡Hay tanto que eliminar en nuestro corazón! ¡Hay tantas ataduras que liberar!




Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

Es Félix Lope de Vega y Carpio, el gran genio de la literatura española del Siglo de Oro quien escribió este bello poema que se sitúa como Himno de Cuaresma en la Liturgia de las Horas. Como en los domingos anteriores de esta Cuaresma los queremos leer en estos momentos de paz y de amor, tras haber celebrado la Eucaristía.



PASTOR DE SILBOS AMOROSOS

Pastor que con tus silbos amorosos

me despertaste del profundo sueño; 

tú, que hiciste cayado de este leño

en que tiendes los brazos poderosos.

vuelve los ojos a mi fe piadosos,

pues te confieso por mi amor y dueño,

y la palabra de seguir empeño

tus dulces silbos y tus pies hermosos.



Oye, Pastor, que por amores mueres,

no te espante el rigor de mis pecados,

pues tan amigo de rendidos eres.



Espera, pues, y escucha mis cuidados.

Pero ¿cómo te digo que me esperes,

si estás, para esperar, los pies clavados?

Exhortación de despedida

Jesús nos ha enseñado que hay que purificar la religión, el Templo. No podemos admitir situaciones que no busquen el bien de los hermanos y su felicidad. La Iglesia debe empobrecerse para que todo el mundo coma y sea feliz, ya en este mundo.

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