24 marzo 2015

Domingo de Ramos: Moniciones




MONICIÓN DE ENTRADA

Acabamos de celebrar la procesión de Las Palmas. Va a comenzar nuestra Eucaristía a la cual os damos nuestra bienvenida. Y deciros que estamos en la Semana Central de nuestra realidad como seguidores de Cristo. Hoy comenzamos la Semana Santa. Conmemoramos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Él sabe muy bien a qué se compromete con esta opción que ha tomado; pero, Él ha venido a cumplir una misión y la llevará hasta el final. Deja que en su entrada lo aclamen los que lo han seguido. Quiere dejarles un mensaje muy claro. Él tan sólo quiere reinar en el corazón de cada hombre, y sabe que sólo los pobres, los pequeños, los niños se decidirán a vitorearlo con todos los riesgos. Pues ellos si guardan en su interior un corazón abierto a la novedad de Dios. Y eso es lo que Jesús ha venido a buscar. Pidámosle su gracia para seguirlo durante estos días lo más cerca posible. Todos estos momentos que nos taladrarán el corazón son necesarios para llegar a la Pascua.


MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- La primera lectura sacada del Libro de Isaías, nos muestra al Señor, siempre cerca del que sufre. Para él tiene una palabra de aliento, una mano tendida, una ayuda crucial. Es un relato crucial del Antiguo Testamento para mejor entender la Pasión de Cristo. Es el tercer cántico del Siervo del Señor.

S.- Al Salmo 21 se le considera, como en el caso de la profecía del Siervo de Yahvé, una anticipación profética de lo que iba a ser el sufrimiento de Jesús de Nazaret para salvarnos a todos. Jesús, en la cruz, reza estos versos al Padre en un momento tan significado e importante para la redención del género humano.

2.- Un fragmento de la Carta a los Filipenses, conforma la segunda lectura. San Pablo nos reclama para realizar estas acciones desde la más profunda humildad. Y como ejemplo: Cristo. Él lo hizo todo sin hacer alarde de su categoría de Dios.

3.- Como evangelio La Pasión. Cualquier palabra sobraría para llegar a comprender que fue el mayor acto de amor que pueda conocer la historia. Tras la alegría de la entrada en Jerusalén que hemos celebrado con la Procesión de los Ramos, la liturgia de este día lee completa la Pasión de Nuestro Señor que en el presente ciclo --el B-- corresponde a San Marcos. El relato de Marcos es completo y escueto, rico en matices. Es ya difícil saber por qué Jesús tiene que morir. Y, sobre todo, admitir que ha de morir y en la Cruz.

Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

El sacerdote navarro, don Javier Leoz, nos ha preparado esta oración para el momento final de nuestra Eucaristía del Domingo de Ramos. Es algo más extensa que de habitual pero hemos de reconocer que ella nos ayuda a iniciar la Semana Santa




¿Y TE ATREVES, OH SEÑOR?

Cruzarás los muros de las ciudades

y los aledaños de nuestros pueblos.

Escucharás alabanzas y marchas triunfales

vítores y adhesiones.

Mas, Tú sabes Señor que, antes que después,

detrás de aquellas piedras sillares

se esconde en alguna esquina

la cruz que sostendrá tu cuerpo.

¿Y te atreves, Señor, a seguir adelante?

Siendo Rey de Reyes

montarás en un humilde pollino

cuando, sobre Ti, por tu pasión y muerte

quieres cabalgar a toda la humanidad doliente

¿Y te conformas, Señor, con tan injusto pago?

Subes, Jesús, aclamado y reverenciado

Por calles con sabores contradictorios

El de la alegría y, en el fondo, el de la tristeza

El de la aclamación y, mañana, el de la traición

El de “somos tuyos”, hoy,

y el de “no te conocemos”, mañana.

¿Y te atreves, oh Señor,

a avanzar por estas calles con final de pasión?

No dejes de hacerlo, Señor.

Si Tú no lo haces, estamos llamados a la perdición

Si Tú no culminas este camino

nunca tendremos la dicha de ver al Padre

de comprobar, en tus propias carnes,

el infinito amor, tremendo amor,

que a todos nosotros nos tiene.

Deja, oh Señor, que nuestras débiles manos

temblorosas pero a la vez humanas

aclamen tu señorío y tu poder,

tu majestad y tu reinado.

¡Entra, oh Señor, a la Jerusalén de nuestros pueblos

y de nuestras ciudades!

Que, hoy más que nunca,

necesitamos amor de Dios en nuestras plazas

amor de Dios en un madero

amor de Dios en una mesa

amor de Dios a nuestros pies

amor de Dios en los sacerdotes

amor de Dios para darnos Vida Eterna.

Amor de Dios anticipo de Eterna Resurrección.

Amén.

Exhortación de Despedida

Hoy, Jesús, ha entrado triunfador en Jerusalén, pero dentro de tres días todo el mundo --nosotros mismos-- pedirá su muerte. Tengámoslo en cuenta y sepamos que hay que estar con Cristo –y con los hermanos—cuando el tiempo es bueno y amable, y cuando llegan las grandes borrascas. No lo olvidemos.

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