11 febrero 2015

Moniciones. Domingo 15 febrero



MONICIÓN DE ENTRADA

Recibid, hermanos y hermanas, nuestra más cariñosa bienvenida a la Eucaristía dominical. Hoy Jesús de Nazaret nos enseña que el amor a los hermanos, la piedad por los enfermos y por los que sufren, está por encima de cualquier ley y de cualquier precepto. Así, Jesús se saltará la ley judía, tocará con cariño al leproso y le curará dedicándole una sonrisa. Pero, a su vez, el leproso tampoco respeta el precepto sobre la lepra acercándose al grupo –lo que tenía prohibido—y ruega a Jesús que le cure. Sin duda, esta escena del evangelio de Marco resume la gran enseñanza de este domingo sexto del Tiempo Ordinario: el amor es más importante que la ley. Recordemos, asimismo, que el pasado miércoles, festividad de Nuestra Señora de Lourdes, la iglesia celebraba la Jornada del Enfermo, que, obviamente, “casa” muy bien con el episodio evangélico de la curación del leproso… Jesús cura y la Iglesia debe no olvidar nunca su herencia sanadora recibida de su Fundador y Maestro.



MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- El libro del Levítico, que es nuestra primera lectura, nos muestra la terrible ordenación jurídica y religiosa sobre los leprosos. Ni siquiera podían vestir con decoro. Era la enfermedad más contagiosa conocida hasta entonces y la Ley ponía inhumanos medios para evitar su propagación. La venida de Cristo cambiará radicalmente esa Ley tan dura.

S.- Salmo Penitencial este número 31 que proclamemos hoy. Si reconocemos nuestro pecado seremos perdonados. Si, por el contrario, nuestra soberbia ciega a naturaleza de nuestra falta el perdón no llegará. Nos pide este salmo que dejemos la soberbia y acudamos cerca de Dios, que, como Padre Bueno, perdona y olvida todas nuestras faltas.

2.- La lección de Pablo en el breve fragmento que escucharemos de la primera Carta los fieles de Corinto es singular. Dice que todo lo que hay en el mundo es bueno y sirve para dar a gracias a Dios. Somos nosotros los que distinguimos absurdamente viendo cosas malas donde solo hay buenas. Tendríamos que hacer todo, como nos dice San Pablo, para gloria de Dios, pero no lo hacemos así. Y de ahí, los muchos problemas que sufre nuestro mundo.

3.- Jesús rompe la durísima ley que separaba a los leprosos del mundo. La curación es sin duda la solución universal al problema. Pero a nosotros la enseñanza que recibimos de este texto evangélico es que debemos reconocer nuestras limitaciones, faltas y problemas y como el leproso del Evangelio ponernos ante el Señor para decirle: “si quieres puedes limpiarme”. Encomendar a Él la solución de nuestras angustias. Y, eso sí, cuando nos veamos limpios no dejemos de dar gracias a Dios. No lo olvidemos.



Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

Bella plegaria creada por nuestro colaborador, el padre Javier Leoz, para estos momentos finales de nuestra Eucaristía. Escuchemos:



¡ESTÁS DE NUESTRO LADO, SEÑOR!

Cuando no entendemos el  volcán

de tantos dolores,  injusticias, enfermedades,

llantos, soledades y heridas

que se estallan en la tierra  y en el corazón del hombre



¡ESTÁS  DE NUESTRO LADO, SEÑOR!

Y sentimos que, Tú como  nadie,

sabes estar cerca de  nosotros,

que te encanta vivir y  compartir nuestras aflicciones

que sabes, como ningún  médico lo hace,

acercarte a cada enfermo, a  cada situación

y preocuparte, día y noche,

por aquel que sufre  amargamente.



¡ESTÁS  DE NUESTRO LADO, SEÑOR!

Por eso, porque estás junto  a nosotros,

sentimos que no es tan  grande nuestra soledad

que no es definitivo nuestro  abandono

que, con tu mano, sanas  nuestras heridas

y las cargas, todas ellas,  sobre tus hombros.



¡Gracias,  Señor! ¡Estás de nuestro lado!
Exhortación de despedida

Hemos vivido en profundidad el amor por los hermanos en esta Eucaristía. Hemos visto la generosidad de Jesús al curar al leproso. Somos hermanos e intentamos ayudar lo más posible a todo aquel que lo necesita. Salimos, pues, felices ante nuestro camino de amor y solidaridad.



MISA CON NIÑOS

Sección realizada por las catequistas de la Parroquia de San Francisco de El Altet, en Elche, Alicante, España, donde es párroco nuestro colaborador, don Pedro Juan Díaz Zaragoza.

MONICIÓN DE ENTRADA

Bienvenidos un domingo más a la Fiesta de la Eucaristía. Hoy, además de reunirnos en familia para dedicarle un poco de nuestro tiempo a Jesús, sepamos --como ya decíamos la semana pasada-- que la Iglesia que siempre lucha contra la pobreza y el hambre en el mundo, nos pide que actuemos, como lo hizo Jesús con un leproso al que se encontró. Ahora, vamos a comenzar cantando, y con alegría haremos todo lo posible para que nadie a nuestro lado se sienta excluido.

PETICIONES DE PERDÓN

•Por las veces que no aceptamos a los demás por ser diferentes a nosotros. Señor ten piedad.

•Por la mala gestión de la economía, que permite que en el mundo haya personas muriendo de hambre. Cristo ten piedad.

•Por todas las veces que te defraudamos, actuando de forma inadecuada. Señor ten piedad.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA

Esta lectura del Antiguo Testamento refleja como a veces apartamos de nuestro lado a quienes son diferentes a nosotros, ya sea porque tienen alguna enfermedad, vienen de otro lugar o, a nuestro parecer, no se merecen nuestra amistad y compañía. Escuchemos atentamente cómo se excluía a las personas por el hecho de tener una enfermedad.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA Y AL EVANGELIO

En la segunda lectura, Pablo, nos enseña que siempre tenemos que dar un buen ejemplo a los demás, que debemos actuar de manera que todos queden contentos, porque Dios así lo quiere. Los cristianos no debemos despreciar a nadie y tenemos que ser un gran apoyo para los necesitados.

En el Evangelio, veremos como Jesús tampoco se mostraba indiferente ante los problemas de los más necesitados, hoy especialmente con un leproso.

Escuchemos con atención.

PETICIONES

1.- Por la Iglesia y sus representantes, para que sean siempre un ejemplo a seguir por todos los cristianos. Roguemos al Señor.

2.- Por los niños del colegio Divino Niño, en República Dominicana, para que nunca nos olvidemos de sus necesidades. Roguemos al Señor.

3.- Por nosotros, niños y niñas de todo el mundo, para que no seamos indiferentes a los problemas y necesidades de los demás y seamos capaces de sentir compasión por ellos. Roguemos al Señor.

4.- Por nosotros, nuestras familias y amigos, para que actuemos siempre de manera ejemplar para con los demás. Roguemos al Señor.

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