26 febrero 2015

Liturgia 26 de febrero

I de Cuaresma
Morado
 
Antífona de entrada         Sal 5, 2-3
Señor, escucha mis palabras, atiende a mis gemidos; oye mi clamor, mi Rey y mi Dios.
Oración colecta     
Concédenos, Padre, pensar siempre con rectitud y obrar con diligencia; y ya que no podemos existir sin ti, danos la gracia de vivir según tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Lectura         Est 3, 6; 4, 11-12. 14-16. 23-25
Lectura del libro de Ester.
El rey de Persia firmó un decreto, ordenando que todos los judíos fueran exterminados del país por la espada. Al enterarse, todo Israel clamaba con todas sus fuerzas, porque veían que su muerte era inminente. La reina Ester, presa de una angustia mortal, también buscó refugio en el Señor. Luego oró al Señor, Dios de Israel, diciendo: “¡Señor mío, nuestro Rey, tú eres el único! Ven a socorrerme, porque estoy sola, no tengo otra ayuda fuera de ti y estoy expuesta al peligro. Yo aprendí desde mi infancia, en mi familia paterna, que tú, Señor, elegiste a Israel entre todos los pueblos, y a nuestros padres entre todos sus antepasados, para que fueran tu herencia eternamente. ¡Y tú has hecho por ellos lo que habías prometido. ¡Acuérdate, Señor, y manifiéstate en el momento de nuestra aflicción! Y a mí, dame valor, Rey de los dioses y Señor de todos los que tienen autoridad. Coloca en mis labios palabras armoniosas cuando me encuentre delante del león, y cámbiale el corazón para que deteste al que nos combate y acabe con él y con sus partidarios. ¡Líbranos de ellos con tu mano y ven a socorrerme, porque estoy sola, y no tengo a nadie fuera de ti, Señor! Tú, que lo conoces todo”.
Palabra de Dios.
Comentario
La oración de Ester es modelo de aquellos que ponen toda su confianza en Dios. Ella sabe que Dios es el sostén en los momentos de peligro. A él le pide asistencia y sabiduría. Repitamos con fe esta oración de esta reina cuando debamos encontrar solución a situaciones difíciles.

Salmo 137, 1-3. 7c-8

R. ¡Me respondiste cada vez que te invoqué, Señor!

Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque has oído las palabras de mi boca. Te cantaré en presencia de los ángeles. Me postraré ante tu santo Templo. R.
Daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad, porque tu promesa ha superado tu renombre. Me respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma. R.
Tu derecha me salva. El Señor lo hará todo por mí. Tu amor es eterno, Señor, ¡no abandones la obra de tus manos! R.
Versículo     Sal 50, 12a. 14a
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y devuélveme la alegría de tu salvación.

Evangelio     Mt 7, 7-12
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre de ustedes que está en el Cielo dará cosas buenas a aquéllos que se las pidan! Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas”.
Palabra del Señor.
Comentario
“Los hijos hablan con su Padre. El Reino no es concebible sin oración. Dios no es un rey alejado a quien rendir honores con fórmulas fijas. Jesús irrumpe con una nueva manera de orar. En esta nueva manera de orar, las energías del Reino de Dios están actuando ya sobre la vida de los discípulos” (Joachim Jeremías, Teología del Nuevo Testamento).
Oración sobre las ofrendas       
Atiende los deseos de tu pueblo, Señor; y al escuchar nuestras plegarias y aceptar nuestras ofrendas,vuelve hacia ti nuestros corazones. Por Jesucristo, nuestro Señor. 
Antífona de comunión       Mt 7, 8
Todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
Oración después de la comunión
Señor y Dios nuestro, nos has dado estos santos misterios como fuerza y vigor para nuestra salvación; que ellos nos sirvan de ayuda ahora y siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo   (Facultativa)
Envía, Padre, tu ansiada misericordia a los que te suplican y concédeles con generosidad divina la gracia de saber lo que deben pedir para obtener lo que imploran. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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