18 abril 2014

Recursos Vigilia Pascual

“Otra VIDA” (Vigilia Pascual. Domingo de Resurrección), que es Reino, es Pan y es Vida Entregada “para la vida del mundo”, que debe irse transformando en historia.

UN TEXTO
«Sólo el amor, por la misma razón de ser el único que debe tomar y reunir a todos los seres por el fondo de sí mismos, es capaz ... de dar plenitud a los seres, como tales, al unirlos....Y lo que ahora realiza de una manera tan cotidiana a una escala reducida, ¿por qué no podrá repetirlo un día a la de las dimensiones de la Tierra misma? Ahora bien: se dirá, ¿no es ahí precisamente donde ponéis el dedo sobre lo imposible? Todo cuanto puede hacer un hombre, ciertamente, es dar su afecto a un solo ser o a algunos contados seres humanos... Amarlo todo y a todos: he aquí, se dice, un gesto contradictorio y falso que no conduce finalmente sino a no amar nada.
Imaginamos a menudo haber agotado las diversas formas naturales del querer con el amor del hombre por la mujer, por sus hijos, por sus amigos y, hasta cierto punto, por su país. Ahora bien: precisamente en esa lista se halla ausente la forma de pasión más fundamental: ...el amor universal: no ya un algo psicológicamente posible, sino más aún, la única forma completa y última con que podemos amar”. (Teilhard de Chardin, El fenómeno humano, Ed. Taurus, pp.. 318-320
UNA CANCIÓN ESCUCHADA o CANTADA
“Aleluya” (Ain-Karem, álbum “Busca mi rostro”): http://www.youtube.com/watch?v=hO-XU-JPf9Apage94image18904
UN POEMA
UNA CANCIÓN SIN OCASO
Cantemos al que hace entre nosotros
mucho más de lo que jamás pudimos soñar.
Al que ha alcanzado la cumbre de la vida
con su gran amor que lo condujo a lo más hondo de la muerte.
El Señor grita su eterna victoria
y descorre el velo que nos separaba de la mesa de la justicia universal.
Ha cumplido su promesa de estar con los que luchan
a favor del abrazo que florece en canciones.
y hasta el rincón más oscuro de la tierra
ha sido iluminado por la gloria del Resucitado.
¡Cantemos la canción del amor que no muere,
habitantes de este mundo que tantas veces crucificara el amor!
¡Dancemos, forjando con nuestros brazos en alto
la enramada de la amistad que embellece e ilumina
horizontes que fueran de temor y desesperanza!
¡Resuenen los himnos de la fiesta única,
derribados, ya para siempre, los muros y fronteras
que levantara el miedo, la ambición y el olvido!
¡Que cada vida sea en sí misma una canción sin ocaso;
y cada cuerpo, al fin, un instrumento afinado de armonías inéditas!
¡Que se sumen a nuestra fiesta el mar y los ríos;
los bosques, prados y montañas:
porque también a ellos alcanza
la gloria del Amor Resucitado!
Cristo, el Señor, es la nueva y definitiva fuente de vida
que sacia con su abundancia
nuestro anhelo de ser para siempre en un abrazo
sin solución de tiempo, de espacio o de tristeza.
(Antonio López Baeza, Poemas para la utopía, Ed. Sal Terrae, Santander 1983, pp. 99-100)

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