19 abril 2014

Recursos Domingo de Resurrección

UN TEXTO
Amenazados de resurrección
Dicen que estoy “amenazado de muerte”... Tal vez. Sea ello lo que fuera estoy tranquilo. Porque si me matan, no me quitarán la vida, Me la llevaré conmigo, colgando sobre el hombro, como un morral de pastor... Yo no me conmuevo gran cosa, porque, desde niño, alguien sopló a mis oídos una verdad inconmovible que es, al mismo tiempo, una invitación a la eternidad: “No temáis a los que pueden matar el cuerpo, pero no pueden quitar la vida”.

La vida -la verdadera vida- se ha fortalecido en mí cuando, a través de Pierre Teilhard de Chardín, aprendí a leer el Evangelio: el proceso de la Resurrección empieza por la primera arruga que nos sale en la cara... Así empieza la resurrección. Así empieza no eso tan incierto que algunos llaman “la otra vida”, pero que en realidad no es la “otra vida”, sino la vida “otra”... Dicen que estoy amenazado a muerte... De muerte corporal a la que amó Francisco. ¿Quién no está “amenazado de muerte?” lo estamos todos desde que nacemos. Porque nacer es un poco sepultarse también...
Que estoy amenazado de muerte... Hay en la advertencia un error conceptual. Ni yo ni nadie estamos amenazados de muerte. Estamos amenazados de vida, amenazados de esperanza, amenazados de amor... Estamos equivocados. Los cristianos no estamos amenazados de muerte. Estamos “amenazados” de resurrección. Porque además del Camino y de la Verdad, es el de la Vida, aunque esté crucificada en la cumbre del basurero del Mundo...
UNA CANCIÓN ESCUCHADA
“Yo creo en tu resurrección” (Hermana Glenda): http://www.youtube.com/watch?v=3prZnc-li3M
UNA ORACIÓN
Creo en el Resucitado, en el Señor de la Vida,
en Jesús de Nazaret, carpintero sencillo,
hombre de pueblo, predicador itinerante,
compañero de camino.
Creo en Resucitado, el hijo de María,
quien hizo vida sus palabras del Magnificat,
porque llevó la Buena Nueva a los pobres y excluídos.
Creo en el Resucitado, señor de la comunidad,
quien para enseñar el amor de Dios
llamó a discípulos para compartir su vida.
Creo en el Resucitado,
el que caminó los pueblos de Palestina,
el que anduvo por las orillas del lago,
el que se mezcló con la gente del pueblo,
para mostrar con su vida
que Dios no se olvida de los hombres,
conoce el sufrimiento y quiere la liberación y la justicia.
Creo en el Resucitado, el que se ocupó de los que sufren,
el que tuvo compasión de los enfermos,
el que se acercó a los marginados, para enseñarnos
que el Dios de la Vida nace entre los pobres de este mundo.
Creo en el Resucitado,
el que se animó a presentar a un Dios vivo,
el que denunció los ritos vacíos y las leyes hipócritas,
el que habló con palabras sencillas,
para enseñarnos que lo importante
es vivir lo que Dios propone.
Creo en el Resucitado, el que entregó la vida,
el que cargó la cruz, el que vivió el conflicto,la incomprensión
y la persecución por ser fiel.
El que nos enseñó que a Dios
se lo conoce si se practica su voluntad.
Creo en Jesús, el que vivió
como Dios quiere que vivamos todos,
Creo en el Resucitado, que nos llama a seguir sus pasos
y hacer de nuestra vida una Pascua para los demás,
un paso del Señor para todos, un signo de que la vida
es siempre más fuerte que toda la muerte
que nuestra sociedad engendra.
Creo en Jesús porque quiero vivir como El.
Ayúdame a lograrlo, Padre Bueno
Marcelo A. Murúa 

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